La tarta presupuestaria está ya lista para empezar a ser digerida por los diferentes departamentos del Gobierno tras su paso por las Cortes de Aragón. Las cuentas de la Comunidad Autónoma constituyen el instrumento político más importante del año porque es ahí donde podemos encontrar los pilares de la acción de un Gobierno. Es el documento donde se enmarcan las prioridades de gasto y es lo que hace que una comunidad autónoma se mueva y eche a andar.

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Y el presupuesto de Aragón iniciará su andadura mañana 1 de enero. Todo un logro de efectividad y de eficacia del cuatripartito coaligado en el Gobierno en el que muy pocos creían. Lo cierto es que esa gran coalición, ese experimento de gobierno conjunto de Partido Socialista, Partido Aragonés,  Chunta Aragonesista y Podemos que chirrió a más de uno desde el primer día, tomó posesión a principios de agosto y en escasos meses logró consensuar su primer presupuesto sin aparentes trifulcas internas. Toda una lección de eficacia y de pragmatismo político. Se podrá criticar, como ha hecho la oposición, que es un presupuesto poco creíble en los ingresos que prevé recaudar en un escenario económico que será complejo y plagado de dudas e incógnitas, o que son unas cifras que no son ilusionantes  y que tienen cierto aroma continuista. En pocas palabras, que son unos presupuestos para cumplir el trámite.

Es posible que la oposición tenga parte de razón, no lo niego, pero lo que está claro es que se trata de un presupuesto en el que cada socio ha aportado su correspondiente trozo a la tarta común y no ha dejado que la oposición meta la cuchara aceptando alguna de las enmiendas. Era cuestión de mantener la tarta intacta alejada de la derecha. Sólo se ha invitado al banquete a Izquierda Unida para dar mayor imagen de solidez. Una estrategia, por cierto, que no es exclusiva de este Gobierno transversal, sino que por desgracia viene siendo habitual desde el inicio de la Autonomía. Los partidos, sean del signo que sean, defienden con uñas y dientes sus presupuestos y no aceptan que puedan enriquecerse con las aportaciones de la oposición por muy válidas que éstas sean.

Como digo, el gran objetivo del cuatripartito era llegar al 1 de enero de 2020 con un presupuesto aprobado. Y lo ha logrado. La Comunidad Autónoma no podía permitirse un año más sin presupuesto. A partir de ahora, será momento de gestionar  el dinero y, como el papel lo aguanta todo, seguramente se sucederán las modificaciones presupuestarias necesarias para reajustar las cifras. Vaya, como se ha hecho siempre.

¡¡¡Feliz 2020!!!

Por Conrad Blásquiz

Me llamo Conrad Blásquiz Herrero, soy periodista, consultor en comunicación y un apasionado de la información política. Soy autor del libro “Aragón, de la ilusión a la decepción ¿la Autonomía en crisis? “. Durante más de 15 años, he recorrido diariamente los pasillos del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, escribiendo sobre la actualidad parlamentaria de la Comunidad Autónoma para las páginas de El Periódico de Aragón.