Me vais a perdonar pero uno tiene la tentación un tanto frívola de imaginarse en estas fechas navideñas al consejero de Hacienda, Carlos Pérez Anadón, vestido de niño de San Ildefonso cogiendo la bolita con el premio Gordo más gordo de la historia del Aragón autonómico. Nada más y nada menos que 7.454 millones de euros, que es el dinero que el Gobierno de Aragón ha empezado a gastar desde el pasado viernes 1 de enero.
El presupuesto salió aprobado de las Cortes el miércoles tal y como entró. Es decir, con el apoyo del cuatripartito y de Ciudadanos e Izquierda Unida, convirtiendo a este presupuesto histórico en el que más respaldo parlamentario ha obtenido desde 1983. Sólo PP y Vox, que votaron en contra, se desmarcaron de este apoyo responsable motivado por la pandemia.
Pero, ¿qué hace que el presupuesto de 2021 sea claramente expansivo al crecer un 15,27% respecto al de 2020, a pesar de caer en picado la previsión de ingresos por impuestos? Hay dos razones principales que justifican este incremento: por un lado, el Estado ha abierto la mano a un mayor déficit autonómico y, por otro, se han incorporado los fondos europeos de reconstrucción para después del covid, que ascienden a 216 millones de euros. Estos dos regalos procedentes del Gobierno central y de Europa, este último va a suponer un reto de gestión sin precedentes, han hecho crecer todas las partidas, principalmente las orientadas a la lucha contra la pandemia, la reactivación económica, la sanidad y la educación.
Javier Lambán tiene ya en sus manos el presupuesto más potente que nunca ha tenido antes un presidente de Aragón. Un instrumento potentísimo que va a poner a prueba la capacidad de gestión del cuatripartito en los próximos doce meses. Un premio Gordo, que tiene un claro objetivo: reconstruir Aragón después de la pandemia.