John Lennon tuvo varias parejas sentimentales, pero el gran amor de su vida fue la japonesa Yoko Ono. Se asegura que Salvador Dalí conoció a Gala, la que iba a ser su futura esposa y su musa, en medio de un ataque de risa. Marie y Pierre Curie, además de compartir amor, compartieron el Premio Nobel. La historia está llena de romances intensos, con mucha fuerza, historias de amor con finales felices o trágicos. Y también romances poco convencionales e incluso escandalosos.
Algo parecido sucede en la política. En los casi 40 años de autonomía, Aragón ha sido gobernado por matrimonios políticos de tendencias ideológicas dispares. Coaliciones que han tenido una vida intensa y que han estado al borde de la ruptura y el divorcio, aunque en muchos casos la aritmética les ha vuelto a unir.
Pero nunca como hasta ahora Aragón había sido gobernado por cuatro partidos que, antes de ser socios en la DGA, eran enemigos declarados entre ellos. Intuyo el shock que pudo provocar en la primera reunión del Consejo de Gobierno ver sentados en torno a la mesa del poder a representantes del PSOE, PAR, CHA y Podemos.
Muchos se llevaron las manos a la cabeza hace dos años con una fotografía que rompía moldes. Un pacto contra natura decían algunos. Dos años después, el cuatripartito ha sobrevivido, sin apenas desgaste. Y eso que no lo ha tenido fácil, porque ha hecho frente a sus propias contradicciones internas, a una trágica pandemia y al cáncer que han sufrido sus principales cabezas visibles.
¿Cuál ha sido el secreto de esta supervivencia, de esa sorprendente unidad? Aseguran sus protagonistas que el diálogo constante y el interés por Aragón. Añadiría también la actitud poco contundente de un PP desnortado en su papel de principal partido de la oposición y el deseo de los socios del Pignatelli de agarrarse a la máxima de que cuatro no se pelean si nadie quiere. Hay demasiado en juego, incluso a alguno le va su supervivencia como partido, para desperdiciar una ocasión de lujo. Se han dedicado a gestionar su parcela sin mirar al huerto ajeno y sin pisar callos del socio.
Dicen que Aragón es tierra de pactos y que por ello fue posible coser esa alianza. Yo más bien diría que Aragón es una tierra sin mayorías absolutas y que el acuerdo se antoja vital si se quiere avanzar.
Antes, las alianzas eran de dos partidos. Ahora, la fragmentación del voto ha alumbrado coaliciones más amplias. Son nuevos tiempos que abren el escenario político a la aparición de nuevas familias y a cuya puerta está llamando también Teruel Existe.
Que tengas un feliz verano.