Primero fue el boom de la logística con el surgimiento de modernas plataformas logísticas en las principales ciudades aragonesas. Más tarde, proliferaron, y proliferan en el territorio, sin ley específica que ponga orden, los molinos de viento. Ahora, lo moderno, innovador y, en definitiva, el futuro son los grandes centros de datos. Los gigantes tecnológicos (Amazon, Google, Microsoft…), grandes corporaciones nacionales y fondos buitre han puesto sus ojos en el entorno metropolitano de Zaragoza para depositar sus megagranjas de servidores que consumen grandes cantidades de energía eléctrica para el funcionamiento de sus chips de memoria y millones de litros de agua.
Jorge Azcón conversa con Octavio López en las Cortes.
Los anuncios de millonarias inversiones en centros de datos han aparecido como setas sin control, porque todavía no se ha aprobado una normativa estatal específica que los regule. El Gobierno central ha alertado ya del peligro de una burbuja. Y la respuesta del consejero aragonés de Fomento, Octavio López, a la creciente confrontación social que generan los diferentes proyectos ha sido contundente: “Es una maquinaria administrativa y política en marcha sin freno”. Las palabras de López, acostumbrado a poner el turbo a su acción política, ha hecho temblar a más de uno y dejan claras las intenciones del Gobierno de Jorge Azcón de poner la alfombra roja a estos proyectos abusando de forma descarada de la declaración del Plan de Interés General de Aragón (PIGA), una herramienta urbanística poderosísima que acelera toda la tramitación limitando el poder de actuación de los ayuntamientos.
Hasta once granjas de servidores van a ser una realidad a corto y medio plazo en nuestro territorio en el anillo de Zaragoza y Huesca. Vamos a llegar a ser el tercer mayor mercado de centros de datos de Europa por delante de París o Dublín, y a la caza de Fráncfort y de Londres.
Un estudio de la Fundación Basilio Paraíso hecho público hace unos días apunta que las inversiones en centros de datos pueden representar en los próximos diez años el 16,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Aragón. En la fase operativa, pueden crearse entre 3.150 y 4.500 empleos directos (en la construcción hasta 21.000), además de suponer un aumento considerable en la recaudación fiscal de las administraciones (entre 3.000 y 4.360 millones de euros).
Pero también se van a disparar tanto el consumo de electricidad como el de agua. Las primeras once granjas de datos van a duplicar el consumo de electricidad y, en cuanto al agua, los 11 hectómetros cúbicos anuales calculados representarán más del 10 por ciento del consumo de todo Aragón. Consumidores insaciables de energía y de agua. Según ha publicado la edición aragonesa de El Diario.es, la ampliación de cuatro centros de datos de Amazon y el proyecto que impulsa Blackstone en Calatorao requieren más de 2.000 megavatios (MW) de potencia instalada, un consumo eléctrico medio anual de casi 16.000 gigavatios-hora –todo Aragón consumió el año pasado 10.000 GWh– y un millón de metros cúbicos de agua anuales –el equivalente a una población de 9.000 personas–. Y son solo una parte de los más de veinte data centers que proyectan en Aragón multinacionales estadounidenses y grandes corporaciones nacionales como ACS, Repsol o Capital Energy, y otras entidades ligadas a la inversión inmobiliaria como Azora.
Cuando todos los centros de datos estén en funcionamiento en Aragón -se calcula que en cinco años- existe el riesgo real de que no haya concesiones de energía eléctrica para otras actividades, más sostenibles y generadoras de más y mejores puestos de trabajo. Es evidente que estos centros tendrán prioridad en el uso de energía eléctrica y de agua, lo que generará tensiones importantes en una comunidad que sufre duras restricciones de agua como consecuencia de la sequía, especialmente con los regantes, y probablemente exigirán la construcción de nuevas centrales eléctricas de gas o el mantenimiento activo de las centrales nucleares.
En los próximos años, Aragón va a a sufrir un auténtico empacho de centros de datos que podrían hipotecar peligrosamente su futuro.


