Hacen bien los vecinos de la comarca de Andorra en cabrearse y en exigir explicaciones. Están en juego 4.000 puestos de trabajo directos e indirectos. O lo que es lo mismo: el 40% del Producto Interior Bruto de la comarca. Andorra se juega su supervivencia.
Sus exigencias son lógicas y comprensibles. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, perdió el pasado miércoles una oportunidad de oro para insuflar con propuestas concretas algo de optimismo a unos vecinos cansados de promesas y que exigen hechos. Pero también deberían dar explicaciones alguno de los doce ministros de Industria (de PSOE y de PP) que ha tenido el Gobierno central desde 1996, y los consejeros de Industria de PSOE, PP y PAR que han pasado estos años por el Pignatelli.
Quizás deberían aclarar:
- Por qué el tema de Andorra ha saltado de mano en mano como una patata caliente sin que ningún Gobierno haya puesto en marcha un plan de reconversión industrial para la zona que fuera capaz de romper con el monocultivo del carbón.
- .A dónde han ido a parar los más de mil millones de euros que se han gastado en Teruel en 20 años a cargo del plan Miner y del Fondo de Inversiones de Teruel. A la vista está, que ese dinero no ha cumplido su objetivo. Lo ha dicho la Cámara de Cuentas en su último informe.
- Cómo es posible que sólo 16 de los más de cien municipios que han recibido ayudas públicas sean mineros, como aseguran los alcaldes de la zona.
- Por qué no se ha construido una autovía en la Cuenca minera para atraer a inversores.
- Por qué todavía no ha llegado la banda ancha de Internet a muchos municipios de la comarca.
Son tantas y tantas preguntas. Tantas dudas y tantas sombras, que es de justicia que los vecinos de Andorra, Ariño, Utrillas y Escucha exijan explicaciones. En primer lugar, a Endesa, que se ha enriquecido durante todos estos años gracias al trabajo de la comarca y está obligada, al menos moralmente, a diseñar un plan de futuro. Lo tenía que haber presentado justo el día que anunció el cierre de la central térmica. No lo hizo y la ministra no debe aprobar el cierre hasta que Endesa no lo haga.
Y mientras tanto el Gobierno central, el de Aragón y todos los partidos políticos deberían trabajar juntos y no convertir este tema en un arma electoral. La comarca de Andorra exige soluciones y no tanta demagogia y cinismo.