Diez folios han sido suficientes para lanzar sobre el PAR el misil más letal de toda su historia. En diez hojas el titular del Juzgado de Primera Instancia número 18 de Zaragoza anula el congreso del PAR que reeligió en octubre de 2021 como líder a Aliaga y devuelve todo el proceso a la casilla de salida al considerar probadas numerosas irregularidades, tal y como aseguró el fiscal durante el juicio.
Es una sentencia durísima y también sorprendente, porque nunca antes un juez había entrado en el barullo interno de un partido y eso que anteriormente ha habido sospechas de juego sucio en procesos congresuales de otros partidos. ¿La diferencia? Pues que es la primera vez que la parte de un partido ha llevado a la otra ante los tribunales, como se ha apresurado a recordar el propio Lambán, quien se ha reafirmado en mantener contra viento y marea a su vicepresidente y hombre clave del cuatripartito.
Es evidente que debe haber consecuencias porque la sentencia no deja lugar a dudas de que el congreso fue amañado. El popular Jorge Azcón ha mezclado churras con merinas y afirma que si Aliaga hace trampas en su casa, en su partido, no hay nada que le impida hacer lo propio en la vicepresidencia del Gobierno. Sinceramente, pienso que es exagerado extender las sospechas con la única estrategia de erosionar a Lambán. Lo lógico, e incluso diría que lo realmente higiénico para el PAR, sería que Aliaga diera un paso al lado y renunciara a dar batalla por el poder orgánico. Pero no parece que ésa sea su intención. En su primera reacción, lejos de tirar la toalla, ha confirmado que habrá nuevo congreso y que se presentará a las primarias para ser candidato del PAR a la DGA. Da la impresión de que para Aliaga es algo ya personal. Un duelo entre él y los críticos, la mitad del partido, como se pudo comprobar en el accidentado congreso de hace un año. Un pulso muy peligroso, del que puede salir malherido el PAR a seis meses de las elecciones municipales y autonómicas de mayo.
Aliaga tiene un gran problema, a “big problem” como le gusta decir en su particular acento angloaragonés. Pero de rebote también lo tiene Lambán, ahora y quién sabe si en la próxima legislatura.