La tarde del pasado martes, a la misma hora que la Janssen se sumaba al cóctel de vacunas en la lucha contra el covid 19 y que diluviaba en medio Aragón, un terremoto de consecuencias imprevisibles sacudía la política turolense y se dejaba sentir en la aragonesa.
Teruel Existe, la agrupación electoral cuyo escaño en el Congreso ha sido determinante en más de una ocasión para el Gobierno de Pedro Sánchez y que incluso contribuyó con su voto a la llegada del líder socialista a la Moncloa, confirmó que ya es momento de dar el paso y de presentar su candidatura en las autonómicas y municipales de dentro de dos años por la provincia turolense.
Era un anuncio esperado desde hacía tiempo, por lo que no sorprendió a nadie. Aunque seguramente habrá provocado inquietud y, porqué no decirlo, también alarma, en unas fuerzas políticas que ven en Teruel Existe a un rival con serias posibilidades de arañar votos de todos los partidos. Se pudo ver en las pasadas elecciones generales. Fue la candidatura más votada con un 26,6% de los votos, lo que le dio un escaño y rompió el tradicional reparto entre el PSOE y el PP desde las primeras elecciones democráticas.
A quién beneficia y a quién perjudica que Teruel Existe salte a la política autonómica y municipal. Quizás sea muy osado aventurar lo que puede pasar dentro de dos años. No obstante, hay un dato innegable: la candidatura va a beneficiar a los turolenses porque van a ver ampliada la oferta de partidos a los que votar. Y también resulta coherente pensar que los partidos lo van a tener más difícil que nunca porque serán más numerosos los que lucharán por repartirse la misma tarta electoral.
En los dos años que lleva en el Congreso, la formación que lidera Tomás Guitarte ha logrado abrirse paso en la complicada plaza madrileña y ha situado el debate de la despoblación en la primera línea de la agenda política. La España vaciada, que no es otra que la antaño olvidada España interior, ha dejado ser vista como algo pintoresco e incluso gracioso, que era menospreciado por la España prepotente y centralista, que sólo tenía ojos para los nacionalistas periféricos, catalanes y vascos, que con sus votos quitaban y ponían inquilinos en la Moncloa.
La situación ha cambiado sensiblemente en los últimos años. La fragmentación del voto y la frustración ciudadana con los partidos tradicionales han provocado que los intereses locales hayan tomado el palacio de la Carrera de San Jerónimo. Está triunfando el qué hay de lo mío a nivel provincial y local, y todo apunta a que va a ir a más en el futuro. El voto de un elector burgalés o de un turolense es tan o más decisivo a la hora de conformar mayorías que el voto de un valenciano o de un vasco.
Por eso, a la misma velocidad que todos los medios se hacían eco de la noticia en sus páginas web, se multiplicaron los cálculos y las especulaciones sobre cuáles pueden ser las opciones reales de Teruel Existe de ser determinante en la próxima legislatura, con un todavía más atomizado Parlamento aragonés, que pasaría a tener nueve fuerzas políticas.
Y, según esas primeras estimaciones, de mantener los apoyos que obtuvo para el Congreso, podría tener grupo parlamentario propio con seis o siete escaños. O lo que es lo mismo, la mitad de los catorce diputados en liza en la provincia. Está claro que se cierne sobre el ya de por sí complicado mapa político aragonés, un seísmo que quién sabe si también acabará trasladándose a Zaragoza y Huesca. Hasta 2023, nos esperan dos años de emociones.