Son días de regreso a lo cotidiano. Los más pequeños de la casa, por ejemplo, vuelven a clase estos días de forma gradual. Primero van dos horas; más tarde, tres horas y así hasta que se aclimatan a las aulas y a sus nuevos compañeros. El resto de los mortales volvemos al tajo de forma tajante, sin contemplaciones. Hoy estamos de vacaciones y mañana a las seis, hay que enganchar en la empresa o en la oficina.
Los diputados aragoneses, que en algunos plenos se comportan como si fueran niños, empezaron ayer el curso de forma placentera, relajada, acudiendo al primer pleno de las Cortes de esta legislatura, que sorprendentemente resultó ser el más descafeinado que se recuerda en cuanto a los asuntos a tratar. Sus señorías, que llevan desde el pasado 20 de junio, fecha de constitución de las nuevas Cortes, cobrando 3.000 euros mensuales como mínimo, además de dietas y otros complementos -los que tienen dedicación exclusiva- sin que haya habido apenas actividad, estrenaron la décima legislatura al ralentí y en una sesión de poco más de dos horas.
Como si en esta Comunidad no existieran temas de importancia dignos de ser debatidos en la primera sesión plenaria de la legislatura, lo mejor fue abrir boca con el informe de la Cámara de Cuentas sobre el ejercicio de ¡¡¡¡2016!!! y así nadie podía sertirse agraviado. Ni siquiera el gestor de las cuentas de ese año, Fernando Gimeno, quien ya no está en el Gobierno.
El informe fiscalizador de las cuentas públicas entró en las Cortes en enero de 2018 y fue metido en el congelador hasta que ha sido recuperado para la primera sesión plenaria de la esta legislatura. Paradójicamente, el informe correspondiente a 2017 acaba de entrar en la Cámara y es muy probable que corra idéntica suerte que su antecesor.
Alfonso Peña, presidente de la Cámara de Cuentas desde 2018, habló de toda clase de anomalías contables (multitud de contratos públicos sin publicidad, fraccionamiento de contratos menores para eludir los controles legales, fuerte endeudamiento…) Nadie se sintió aludido. Ni se sonrojó el presidente aragonés, Javier Lambán, cuyo Gobierno es el responsable de estas prácticas fiscales cuestionables. Sólo el actual consejero de Hacienda, Carlos Pérez Anadón, novato en esto de las cuentas de la Comunidad, tomaba notas sin parar. El resto actuaba como si no fuera con ellos el chaparrón de anomalías contables.
Anadón se estrenó en los bancos azules . Lo mismo que sus compañeros de Gobierno. Resulta llamativa la distribución de los miembros del Ejecutivo. Los líderes de los cuatros partidos (PSOE, PAR, CHA y Podemos-Equo) ocupan los sillones principales, los que acaparan los flashes y las cámaras. Se trata de visibilizar el cuatripartito desde el primer minuto.
Tambien sorprendió la presencia al inicio del pleno de Luisa Fernanda Rudi, que volvió ayer a ser reelegida senadora autonómica, y de Javier Callizo, exconsejero de Cultura en el Gobierno del socialista Marcelino Iglesias y nuevo número dos del todo poderoso vicepresidente y consejero Industria, el aragonesista Arturo Aliaga.
Por un instante, fue como regresar al pasado.
La foto es de Pepe Lasmarías
¿Qué pecado inconfesable habrá cometido el PSOE de Huesca para que no haya ninguno de sus miembros destacados en el organigrama de la nueva DGA cuatripartita a pesar de sus buenos resultados electorales?