El duelo entre Javier Lambán y Jorge Azcón está en la casilla de salida y a punto de ebullición. Azcón desveló por fin el viernes lo que se intuía después de que su líder nacional, Alberto Fernández Feijóo, lo empujara a su estilo, a la gallega: que digo pero no lo he dicho, aunque lo oiga toda España. Azcón, aunque sea a regañadientas, se batirá con Lambán por el sillón del Pignatelli. Será un pulso de dos pesos pesados de la política araggonesa, sin duda los más emblemáticos, que se presume intenso y de alto voltaje. El cruce de acusiones entre ambos irá en aumento en las próximas semanas, aunque en los últimos días, calentando el ambiente, se han lazando las primeras puyas. Lambán ha acusado al dirigente popular de urbanita, capitalino y de no tener sensibilidad con el medio rural, a lo que éste le ha reprochazo su incoherencia cuando el PSOE se ha negado a dar a Teruel la Agencia Espacial Española, una decisión de Moncloa que ha dolido mucho a los socialistas aragoneses y que podría tener consecuencias letales en las urnas.
Al tachar Lambán a Azcón de urbanita y capitalino le ha dado en lo que más duele porque el líder popular ha sido acusado por sus detractores de refugiarse en su castillo de la Plaza del Pilar y de desconocer la realidad del territorio aragonés. Uno y otro deberían evitar la tentación de convertir la larga campaña electoral que nos queda por delante en el recurrente enfrentamiento entre Zaragoza contra Aragón, entre el llano contra la montaña y en definitiva entre los que viven en la ciudad contra los que han optado por el medio rural. Es un debate estéril y que solo conseguirá añadir más crispación.
Feliz Navidad a todos y muchas gracias por las más de 427.000 visitas que ha recibido este blog en sus pocos años de vida. Está claro que hay partido.