Zaragoza, ¿en venta?

El pasado domingo, miles de zaragozanos salieron a la calle para advertir a la alcaldesa Natalia Chueca que “¡Zaragoza no se vende!” En casi dos años que lleva de mandato, Chueca ha logrado con su política de florero y de macroeventos, que esconde el deterioro progresivo del espacio público, y con el apoyo inestimable de los trumpistas de Vox, que resurja con fuerza el movimiento reivindicativo en la capital aragonesa tras un largo letargo. La plataforma “Zaragoza no se vende” agrupa a decenas de entidades de la ciudad y el fin de semana tuvo un estreno contundente. A pesar de un cielo amenazante, exhibió respaldo ciudadano y seguramente no será la última vez que salga a la calle. Chueca haría bien en mostrarse sensible a sus demandas porque son justas, aunque por las primeras reacciones de miembros del Gobierno municipal no parece que la alcaldesa vaya a recibir a los colectivos. Ella, que también evitó pasar por el mal trago de oírse las reivindicaciones ciudadanas en la Cincomarzada, prefiere comunicarse por Instagram, es mucho más guay.

FOTO: EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Los ciudadanos que se manifestaron el domingo dejaron claro que no quieren que su ayuntamiento juegue con el suelo público como si de un Monopoly se tratara y obtenga pingües beneficios vendiéndolo ¿a quién? a los de siempre, a los del ladrillo, a los especuladores, para construir una gran torre de 22 plantas para 470 pisos de lujo en Vía Hispanidad, sacrificando las actuales instalaciones de skatepark y campos de fútbol; o para construir una macropiscina en la Almozara que va a ser gestionada por la iniciativa privada porque el Gobierno de PP ha fracasado en la búsqueda de una solución pública a este proyecto que acumula años de retraso. La Almozara es el único barrio de Zaragoza que no disfruta de una piscina pública.

FOTO: DIARIO.ES ARAGÓN

Los ciudadanos que salieron a la calle tampoco quieren que se sacrifique una parte de los pinares de Torrero para satisfacer los sueños especuladores de convertir el Parque de Atracciones en un pseudo Port Aventura o que el nuevo campo de fútbol de la Romareda, en cuyo consejo administración no hay ningún representante de la oposición (Vox no es oposición), pero sí un constructor muy cercano al presidente Jorge Azcón, sea un pozo sin fondo de dinero público. Iba a salir gratis al ciudadano de Zaragoza y ya vamos por los 150 millones de euros. ¿Llegará a los 200 millones? Y lo de autoperdonarse 1,5 millones de euros del Impuesto de Construcciones por crear cinco empleos, entre ellos, el del gerente, en la sociedad Nueva Romareda (integrada por el Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y el club) resulta grotesco. Como también lo es que se perdone al nuevo Hospital Quirón el pago de más de un millón de euros por crear 160 empleos. Y mientras tanto, los colectivos denuncian el cierre de La Harinera y de las casas de juventud.

Han pasado más de 25 años desde que Luisa Fernanda Rudi sembró Zaragoza de maceteros con flores e implantó un modelo urbanístico basado en la venta de suelo público, pero parece que ha regresado con fuerza con la actual alcaldesa.

Conrad Blásquiz Herrero, periodista político y politólogo

desde la Aljafería
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