Uno tiene la impresión de que esta novena legislatura empezó a escribir su epitafio justo en el momento en que el presidente Javier Lambán bajó de la tribuna de las Cortes el 25 de septiembre, cuando se acabó el debate de la Comunidad. Desde esa fecha, la Comunidad Autónoma ha entrado en modo piloto automático a la espera de que pasen los meses sin que pase nada. A la espera de la fecha mágica del 26 de mayo, cuando se celebrarán las elecciones autonómicas y municipales y que tanta incógnitas tiene abiertas sobre los resultados y sobre las políticas futuras de alianzas postelectorales.
Mientras llega ese momento, Lambán, que a lo largo de esta legislatura se ha desenvuelto con soltura entre izquierda y derecha, consiguiendo el apoyo de Podemos a los tres primeros presupuestos, y logrando el respaldo de Ciudadanos a la controvertida ley de reforma del impuesto de sucesiones, parece haberse decantado por abandonar a sus socios de la izquierda, al menos por ahora.
Confrontación con el independentismo
Lambán ha evitado la foto con la izquierda en el último presupuesto de la legislatura y, aprovechando el cansino pulso soberanista de Cataluña, ha sacado del cajón todo un decálogo de defensa de la unidad de España y de la Constitución que tanto agrada a la formación naranja y que tanto disgusta a su jefe de la Moncloa. Dentro de esta estrategia de confrontación con el independentismo, acentuada tras la debacle socialista en las elecciones andaluzas,Lambán ha enviado a todos los políticos secesionistas de Cataluña un curioso calendario en el que se reivindica la realidad histórica de la Corona de Aragón y el valor de la unidad de España.
Es evidente que Lambán en sus discursos y en sus declaraciones públicas ha declarado la guerra al nacionalismo catalán.
Y sus socios de CHA en el Gobierno, ¿qué piensan de esta estrategia que a buen seguro les incomoda? ¿CHA va a marcar distancias con el PSOE en los pocos meses hasta las elecciones para reivindicar su aragonesismo de izquierdas?