Realizo el aislamiento desde mi casa en Bujaraloz. Afortunadamente, estoy con mis padres todo el día. Es como volver a la adolescencia, salvo que no está mi hermana melliza, que trabaja como médico en Mallorca.
Todos los días salgo a trabajar por las mañanas al Ayuntamiento para coordinar el operativo de lucha contra el virus en el pueblo y llevar el día a día. Es importante que las instituciones estén al servicio del ciudadano. Hoy más que nunca, aportamos seguridad. El resto de la jornada, trabajo desde casa, hago deporte interior (benditas bicicletas estáticas), leo, escribo, retomo viejos proyectos, se me ocurren otros nuevos, veo bastante cine, me prodigo mucho en las redes sociales y procuro irradiar mensajes de optimismo por los cuatro costados.
Decía Chaplin en el Gran Dictador (1940), que “Pensamos demasiado, sentimos muy poco…”, y yo creo que estos días nos tienen que servir para pensar más y, en conjunto, mostrar y demostrar nuestros sentimientos. Dedico una parte importante del tiempo a whatsappear, hablar o hacer videollamadas con las amistades. Es importante darnos ánimos, saber que al otro lado tenemos afecto, cariño y decenas de planes por materializar. Somos una sociedad fuerte, que da lo mejor de sí misma en las situaciones difíciles, desde los pueblos pequeños hasta la capital.
Versionando la obra de Lope de Vega, cuando nos pregunten:
—¿Quién mató al virus?
—Fuenteovejuna, Señor.
—¿Quién es Fuenteovejuna?
—Todo el pueblo, a una.
Entre todas y todos lo superaremos, si nos quedamos en casa, ganaremos la batalla al COVID-19. ¡Mucho ánimo!
¡Un fuerte abrazo monegrino!