Soy turolense y mirambelina de pura cepa. Soy la alcaldesa de esta preciosa villa medieval de tan sólo 116 habitantes. Aprovecho estos días para documentarme, formarme haciendo cursos online, leer, reflexionar y, sobre todo, para dedicarlos a mi gente, a mi pueblo. Para estar al lado de los vecinos aunque sea por teléfono, llevando medicinas o alimentos a las personas mayores,…en definitiva para estar a disposición de quien lo precise. Ser alcaldesa en un pueblo pequeño es más un voluntariado que un puesto político. Facilitando la vida de todos ellos porque somos una pequeña gran familia.
Hoy me he levantado con muy pocos ánimos. El hecho de no salir de casa hy no ver a “mi gente” empieza a afectarme. Me siento preocupada, me siento agotada. Como cada día de confinamiento, me levanto con la incertidumbre y el sinsabor del día en el que nos encontramos, pensando si mi gente, conocidos, compañeros, amigos, familiares, vecinos,… estarán bien, preguntándome qué nos deparará hoy. Quisiera despertar y que nada de esto estuviera pasando. Me da la sensación de que es irreal, que estamos viviendo una pesadilla de la que no podemos despertar.
En los tiempos en que vivimos y con los medios de que disponemos, nadie podría pensar que la realidad superara la ficción… nadie podría llegar a pensar que anheláramos dar un beso, hacer una caricia, un abrazo o simplemente un apretón de manos a nuestros seres queridos. Nadie podría llegar a pensar que un monstruo viral, tan agresivo, pudiera suponer un antes y un después en nuestra sociedad, en nuestros municipios, o en la vida de todos y cada uno de nosotros.
La gente mayor dice…”el miedo es libre y cada cuál coge el que quiere”. Pienso que tienen razón, que debemos vencer esta batalla. Porque estamos viviendo tiempos difíciles y duros y el miedo no nos da la solución, sólo nos contrae y retrae. Por ello hay que tener esperanza y ánimo. Porque juntos somos más fuertes y juntos venceremos este virus que nos ha privado de la libertad de salir, de dar un abrazo, un beso o una caricia a quien la necesita. Es todo tan frío y tan distante que ni siquiera podemos dar un abrazo al que ha perdido a un ser querido.
El virus no es el único riesgo que tenemos. En cualquier momento puede venirnos otra adversidad, otra piedra en el camino. Por ello, debemos ser fuertes, perder el miedo y seguir confinados.
Hay que ser fuerte, fuerte para superar las adversidades y fuerte para dar ánimos, apoyo y esperanza a la gente que más lo necesita. Ánimo y que no dobleguen nuestro ánimo ni los cielos grises, ni las negras cifras, ni la cercanía de una enfermedad que nos desconcierta y asusta a partes iguales. Es lo que nunca debemos perder porque es el motor para seguir hacia adelante. Esperanza porque volverá a brillar el sol, volveremos a abrazarnos y sonreír juntos y aprenderemos de los sinsabores de estos días.
Aún saboreo el recuerdo de mi última charla en el bar de mi pueblo, en compañía de los vecinos, de mi gente…qué lejos queda ya y que ganas de volver a saborear de un momento de ocio con gente, de volver a “la vida normal”.
… a pesar del virus, de las adversidades y de las piedras en nuestro camino, el mundo sigue girando y la vida continúa. Mañana, da comienzo una nueva jornada; que no falte ni el ánimo, ni la esperanza, ni la moral. Porque … todos juntos somos mas fuertes.
Suerte y a seguir luchando por tod@s!!!