A su juicio, ¿le han sentado bien a Aragón los 40 años de autonomía?
Sin lugar a dudas, le han sentado muy bien. Poder decidir atendiendo a las propias peculiaridades de Aragón, de cómo es el territorio, sus habitantes, sus posibilidades de desarrollo futuro, es algo que demuestra que le ha sentado muy bien. La autonomía ha permitido adaptar los servicios públicos a la realidad de Aragón. Sería impensable que desde Madrid se hubieran mantenido colegios con tres niños o tantos centros de salud en las zonas rurales. Pero también ha servido para intentar buscar nuestras posibilidades de desarrollo económico como la agroalimentación, la logística, las energías renovables.. Y eso, evidentemente, ha sido posible porque hemos tenido instituciones propias que han tomado esas decisiones. Añadiría otra cuestión: en una Administración centralizada siempre se ha tenido la tendencia a favorecer a dos territorios muy cercanos a Aragón, que son Cataluña y País Vasco. No teníamos los medios para hacer frente a esa situación y la autonomía lo ha posibilitado.
Y ¿cómo le han sentado a las Cortes los 40 años que cumplirá en 2023?
Han experimentado una importantísima evolución. El Parlamento, a mi juicio, tiene que cumplir varias cuestiones. La primera y fundamental es facilitar la oposición y el control al Gobierno, pero también impulsar la labor del Ejecutivo. No sólo es importante criticar, sino también que haya propuestas. Debe ser un lugar de diálogo, que es el primer paso para poder llegar a acuerdos. En esta legislatura se ha demostrado con ocho grupos que es posible el acuerdo. En estos 40 años también han evolucionado las formas de hacer política. Hoy en día las nuevas tecnologías son fundamentales. Estamos incorporándolas cada vez más, no solo al debate político, sino también abren la posibilidad a la participación de la sociedad. Los ciudadanos quieren participar cada vez más en el día a día de las Cortes.
¿Cómo conseguir que los ciudadanos no vean frustradas de alguna forma sus expectativas con la respuesta de las Cortes y de la política a sus propuestas?
Es una tarea que tenemos los políticos. Debo decir que no creo que sea cierto que los políticos estemos alejados de los ciudadanos porque, al final, vas a tu casa y te relacionas con los vecinos y ves lo que sucede. Otra cuestión es que debemos hacer un esfuerzo por transmitir las cuestiones que se tratan en las Cortes y que afectan a los ciudadanos. Las nuevas tecnologías pueden jugar un papel importantísimo. Sería atroz que la política no pudiera responder a problemas reales que tienen los ciudadanos. Eso sería muy grave. En momentos de crisis como ahora, los políticos nos tenemos que esforzar en llegar a acuerdos para dar solución a los problemas reales de los ciudadanos.
¿El peor momento para la institución fue la moción de censura de 1993? Hubo mucha tensión aquí y en la calle.
Evidentemente, cualquier cuestión que altere las mayorías que salen de unas elecciones es siempre complicada y se ha visto. Ojo, la moción de censura es un recurso previsto en la democracia, pero es verdad que hay que utilizarlo lo menos posible. Sería una irresponsabilidad valorar desde el 2022 algo que sucedió en 1993 con unos determinados condicionantes.
Usted es médico de profesión y proviene del municipalismo, ya que ha sido alcalde de Ateca. ¿Qué le ha sorprendido más de la vida parlamentaria?
Lo que me sorprendió más es la diferencia que existe entre un alcalde y un parlamentario. Las decisiones que se adoptan en el Ayuntamiento se ejecutan con rapidez. Aquí, cualquier decisión se prolonga mucho más en el tiempo. Al final, lo verdaderamente importante es que todo lo que se decide en un municipio o en el Gobierno emana de unas leyes que se aprueban aquí.
¿Se imagina cómo serán las Cortes dentro de 40 años?
No lo sé con certeza. Hay algo fundamental y es que no se ha inventado un sistema mejor que la democracia representativa.
Entrevista publicada en El Periódico de Aragón