Felipe VI sorprendió a todos en la reciente conmemoración en Zaragoza de los 40 años de CEOE Aragón cuando destacó de forma gráfica el empuje de la económica aragonesa en el contexto nacional. El rey cerró su discurso con las siguientes palabras: «Sé, de forma muy clara, que Aragón es, para el carácter y el motor de España, un verdadero turbo; así que os animo a seguir siéndolo». El monarca empleó este símil automovilístico sabedor de que laindustria del automóvilha estado estrechamente ligada a la economía aragonesa desde que en 1982 desembarcó la multinacional General Motors en la localidad zaragozana de Figueruelas y revolucionó el tejido productivo de la comunidad. Casualidades de la vida, en agosto de aquel año, el mismo mes que vio la luz el Estatuto de Autonomía, salió de la cadena de montaje zaragozana el primer Opel Corsa, dando paso una nueva era industrial en la comunidad.
Desde la implantación de la General Motors en suelo aragonés -que suscitó no pocas críticas, e incluso temores, de sectores de la sociedad aragonesa reacios con el imperialismo norteamericano-, el desarrollo de la economía aragonesa y el Estatuto de Autonomía han discurrido por caminos paralelos. Un informe del Consejo Económico y Social de Aragón, elaborado a instancias del Gobierno de Javier Lambán, revela la profunda modernización experimentada por la economía aragonesa desde principios de los años 80. El sector servicios se ha convertido en el gran protagonista de la estructura productiva de Aragón. Mientras la agricultura habría perdido peso. No así el sector ganadero. La industria se afianza como un puntal clave, por encima de la media. Destaca el fuerte incremento de la industria agroalimentaria.
En la década de los 80, la economía aragonesa vivió momentos de prosperidad. En 1981, se inauguraba en Utebo (Zaragoza) el primer hipermercado de Alcampo y El Corte Inglés abría sus puertas en la capital aragonesa, pero fue la inversión de GM la que puso a Aragón en el mapa nacional e internacional. Se abrió paso con fuerza una nueva cultura industrial, lo que posibilitó el desarrollo de empresas tan punteras como Pikolin y Saica. Mientras, coincidiendo con el ingreso en 1986 de España en la Comunidad Económico Europea otras firmas locales como Balay pasaron a manos de capital extranjero (BSH Electrodomésticos), lo que supuso un espaldarazo a la internacionalización de la economía aragonesa. Campo Ebro Industrial y Estructuras Aragón, por ejemplo, también pasaron a tener gestores extranjeros.
Fachada de la sede principal de Ibercaja, en Zaragoza. EL PERIÓDICO
El papel de la banca
Las entidades financieras y la renovación de las cajas de ahorros han jugado un papel sobresaliente en el crecimiento regional. A mediados de los 80, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja (CAZAR) iniciaba un proceso de expansión que llevó al nacimiento de Ibercaja, que se convirtió en un símbolo de poder muy apetecido por la clase política. De hecho, ejemplo de que el control de la caja pasó a monopolizar la actualidad, el debate de la ley de Cajas centró durante mucho tiempo el enfrentamiento partidista y mediático de la comunidad. Al margen de las luchas políticas por su control, Ibercaja ha sido decisiva en el impulso de proyectos estratégicos para la comunidad como Dinópolis en Teruel, el holding de la nieve (Aramon), un sector fundamental en la economía aragonesa, y la Plataforma Logística de Zaragoza, que, dado su atractivo para las empresas, hoy se encuentra al borde de su capacidad. De hecho, el Gobierno de Aragón ha iniciado los trámites para impulsar una plataforma logística en Zuera para atender la fuerte demanda que hay de suelo industrial. Mientras, las otras dos grandes entidades financieras de la Comunidad, Caja Inmaculada (CAI) y Banco Zaragozano, posicionaban a Aragón en un mercado que creció como la espuma en los años 90 hasta la llegada de la Gran Recesión de 2008. De todas ellas, sólo queda Ibercaja.
Vista aérea de las instalaciones de Inditex en Plaza. EDUARDO BAYONA
Inversiones de futuro
El desembarco del gigante textil Inditex en Plaza a principios de la década de los 2000 supuso el impulso definitivo a la logística y al aeropuerto de la capital aragonesa como una plataforma de carga de mercancías decisiva en la exportación de productos aragoneses. El testigo de Inditex lo ha recogido 20 años después Amazon, la multinacional del comercio electrónico que va a contribuir a reforzar el dinamismo del sector de la industria digital que no para de crecer. De hecho, el futuro también pasar por lo digital y lo verde con la llegada de los tres centros de datos de Amazon Web Services (AWS) y la apuesta por las energías renovables. Y como colofón, el sector agroalimentario va a recibir el impulso definitivo con la apertura este año del macrocomplejo de BonÁrea en Épila y cuya implantación está teniendo un efecto de arrastre para otras empresas del sector logístico.
Artículo publicado en El Periódico de Aragón