La deslealtad rompe parejas y si no lo hace las resquebraja. Al infiel sólo le queda que pase el tiempo, que cure la herida y mientras tanto trabajar incansablemente para demostrar que su apuesta por ese amor es sincera.

Quizás es lo que tiene que pasar en Teruel con los partidos tradicionales, con el PSOE y el PP. Aunque recomponer esa confianza se antoje ahora complicado. Sus líderes no son responsables del olvido al que se sometió a esta provincia en el pasado, pero sí actúan bajo sus mismas siglas. Llegué a Teruel hace 22 años. Entonces cubríamos accidentes todas las semanas, en la  N-234, la tumba de tantos. Sin apenas ambulancias, sin helicóptero, con una salud mental desquiciada porque carecían de todo, con un tren al que cada quince días acudíamos a sus vías por sus descarrilamientos.

Vieja y abandonada. Así se sentía una tierra que dijo basta, que empezó a luchar. Eligieron un lema que resquebrajaría las conciencias de los políticos. Teruel existe, eso recordaban

Vieja y abandonada. Así se sentía una tierra que dijo basta, que empezó a luchar. Eligieron un lema que resquebrajaría las conciencias de los políticos. Teruel Existe, eso recordaban. Fue tan certero y tan reales las razones que lo diseñaron que sólo aquel gesto logró la celebridad desdeñada hasta entonces. 20 años de manifestaciones, de protestas y el cambio, aunque pausado,  llegó. La autovía se construyó, las ambulancias, empezaron a tejer su red por pueblos y comarcas, la salud mental se equiparó al resto, el helicóptero sanitario aterrizó y el tren, bueno el tren sigue transitando con más heridas que cicatrices curadas pero no desapareció. 

Un fondo de inversiones, antes llamado Fondo Especial para Teruel, 60 millones cada año, pagado a medias por Madrid y Aragón, ha levantado proyectos vitales como dinópolis, el aeropuerto, el observatorio astrofísico de Javalambre. Un dinero que sólo recibe Teruel, que paga la deuda que le reconocen a esta tierra los partidos que han gobernado. Pero hay autovías que siguen esperando su turno, aves que deberían haber volado por aquí, pueblos que agonizan porque las recetas no han llegado a tiempo, porque la sensación aquí es que todo va al paso lento de los ancianos que resisten en un hogar que han visto cómo la única que no emigraba era la soledad.

Han logrado rebelar a los vaciados, contagiar de esperanza a esa otra España que reclama el cariño y las inversiones que hasta ahora vivían en las grandes ciudades.

Por eso Teruel Existe saltó a la política. Quería estar donde se toman las decisiones y cuando llegaron al Congreso, la oportunidad se puso de su lado y la polarización hizo que fueran tan importantes, con un solo diputado, como vascos y catalanes. Han logrado rebelar a los vaciados, contagiar de esperanza a esa otra España que reclama el cariño y las inversiones que hasta ahora vivían en las grandes ciudades. Soria ha dado el “teruelazo”, imita ejemplo y recoge el testigo. A mucha gente no le gusta. Temen un futuro donde el Congreso aúne otras voces y cambie las cosas. Teruel Existe, de momento, no ha hecho más que facilitar la gobernabilidad. Dudo que resten en lugar de sumar en los parlamentos. Pactó con Sánchez licitaciones antaño prometidas y publicadas en boletines del estado que fueron papel mojado. Y los anuncios de estudios y adjudicaciones son ahora constantes.

En la reciente visita del secretario de estado de infraestructuras, Xavier Flores se mostró convencido de que la A-40, la autovía Teruel-Cuenca iba por fin a superar su impacto medioambiental. La eterna excusa que la ha tenido bloqueada 14 años. Sorprende que en Madrid Teruel Existe se sienta escuchado y que en Aragón les giren la cara. Y eso es lo que la calle siente. Seguramente es sólo una percepción, pero la química es importante en las parejas y en los comicios. Me consta que Javier Lambán y su Gobierno están trabajando hasta la extenuación por Teruel. Están construyendo por fin los dos hospitales, logrando dinero para los despoblados, intentando que Andorra no sólo no se entierre con su carbón sino que tenga un futuro prometedor. Han sido numerosas las reuniones del presidente con empresarios para que se instalen ahí y cuantiosas las quejas en privado a la ministra de transición porque todo va demasiado lento.

Me consta que están intentando que las renovables sean justas y cuenten con la bienvenida de las gentes de los pueblos donde tienen previsto instalarlas. Sé que la consejera de presidencia, Mayte Pérez, se implica personalmente en atender cuestiones que a priori no le competen. Lo hace por su tierra. Lo saben en Cuevas de Cañart que solucionaron por ella su incomunicación cuando les echó una mano con las gestiones de su antena. Quiero creer que las críticas por el nuevo pliego de las ambulancias mejorará la situación actual.

En mi opinión tienen dos problemas. El primero de comunicación. El segundo, de actitud. Aquí no gusta la ironía que, en ocasiones, utiliza Lambán con Teruel Existe

Pero en mi opinión tienen dos problemas. El primero de comunicación. El segundo, de actitud. Aquí no gusta la ironía que, en ocasiones, utiliza Lambán con Teruel Existe. La última, la de invitarlos a reunirse con él para convencerles de su error de presentarse a las elecciones. O aprenden a explicarse mejor o aquí repetirán resultados. Respeto y amor. Creo sinceramente que es la receta. Lambán tiene muchas bazas para lograr votos. Sólo tiene que recordar a los turolenses lo conseguido. Una y otra vez, las que hagan falta. La desconfianza sigue instalada en un territorio al que el olvido lo ha condenado a ser inconformista, no victimista. Al PP le tocará otro día. Ellos tradicionalmente han tenido menos problemas en una provincia conservadora y bastante tienen con su terremoto en Madrid.

Al PSOE le digo que vayan de la mano con los que trabajan por existir. Que no los menosprecien. A Lambán, en la próxima rueda de prensa tendré que preguntarle si quiere a Teruel. Ya les contaré la respuesta.

Por Conrad Blásquiz

Me llamo Conrad Blásquiz Herrero, soy periodista, consultor en comunicación y un apasionado de la información política. Soy autor del libro “Aragón, de la ilusión a la decepción ¿la Autonomía en crisis? “. Durante más de 15 años, he recorrido diariamente los pasillos del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, escribiendo sobre la actualidad parlamentaria de la Comunidad Autónoma para las páginas de El Periódico de Aragón.