Nunca habíamos vivido unos días tan extraños y tan difíciles. La pandemia nos ha deparado un cambio de hábitos radical y estoy seguro de que a la mayoría nos cuesta adaptarnos a ellos. Los que estábamos acostumbrados a trabajar constantemente fuera de casa nos hemos tenido que amoldar a esta nueva situación. Tengo suerte, eso sí, de poder estar en mi pueblo, San Esteban de Litera.
Desde el inicio del confinamiento en casa, intento coordinar diariamente con los concejales y trabajadores municipales las tareas que podemos hacer desde el Ayuntamiento de San Esteban de Litera para atender y dar seguridad a los vecinos, siendo conscientes de las dificultades que ello conlleva.
Salgo al Ayuntamiento para trabajar en aquello que considero imprescindible para mis vecinos, pero intento que sea el menor tiempo posible. El teléfono móvil y las redes sociales son grandes herramientas que nos permiten no solamente estar en contacto con los vecinos y atenderlos, sobre todo con una máxima preocupación por los más mayores, sino también con otros alcaldes con quienes intentamos tomar medidas más o menos similares apoyándonos los unos a los otros en un momento tan complicado como este. He de reconocer que nunca había hablado tanto por teléfono como estos días y eso, lo saben los que me conocen, no es sencillo.
Pero no todo es trabajo. Nunca había hecho tantas tareas escolares con mis hijos como ahora. Y he de decir que lo agradecen pese a que para ellos también es complicado no poder salir a jugar.
Además, este tiempo estoy dedicándolo a leer la prensa y, sobre todo, la información oficial que los gobiernos de España y Aragón nos trasmiten. Aunque también tengo tiempo para el tenis de mesa y la bicicleta estática, que me permiten completar la jornada con algo de ejercicio.