José Ángel Biel y Arturo Aliaga en una imagen de archivo. Foto: Gobierno de Aragón

6 de junio de 2015. Arturo Aliaga, con pocos años en política y nula experiencia en la compleja vida orgánica de un partido, asume la presidencia del Partido Aragonés. Sustituye en el cargo al todopoderoso e incombustible desde tiempos de la UCD José Ángel Biel, durante 15 años al frente del PAR.

Cinco años después de aquel relevo en la cúpula aragonesista y con un partido, que a pesar de atravesar sus horas más bajas con sólo tres diputados, sigue siendo determinante en la gobernabilidad de la Comunidad Autónoma, Biel parece dispuesto a recuperar ahora el protagonismo perdido. Según los afines a Aliaga, el ex líder aragonesista habría puesto en marcha una “operación de libro” para forzar la caída del actual dirigente aragonesista y vicepresidente del cuatripartito de Javier Lambán, con el argumento de que está en juego la supervivencia del PAR como partido si la estrategia aragonesista se diluye todavía más en el seno del Gobierno regional cediendo todo el protagonismo al líder socialista.

Víctima del fuego amigo

Saturno devorando a un hijo es una de las pinturas más desgarradoras de Francisco de Goya. Es una imagen dramática que bien podría trasladarse a la realidad de los últimos 30 años de la política aragonesa. En Aragón, se ha demostrado, quizás más que en ninguna otra Comunidad, que el enemigo de un político con aspiraciones de liderazgo está en su propia casa. Ha ocurrido en el PSOE de forma habitual, en el PP y también en el PAR.

Arturo Aliaga puede ser ahora la próxima víctima de ese fuego amigo procedente de quien le propuso como sustituto.

Fuentes aragonesistas coinciden en que las relaciones entre Aliaga y Biel se han enfriado notablemente en los últimos meses, aunque coinciden en que el clima de tensión viene de lejos, cuando en abril de 2015 se enfrentaron a raíz de las candidaturas a las Cortes de Aragón. Biel fracasó en su intento de controlar los nombres del grupo parlamentario, especialmente la composición de la lista de Teruel, su feudo por excelencia. Precisamente, la actual revuelta interna ha surgido en tierras turolenses, en donde el PAR sufre una crisis permanente desde que dimitiera en bloque la dirección provincial.

El banderazo de salida de esta estrategia de acoso y derribo al liderazgo de Arturo Aliaga lo ha protagonizado públicamente el propio Biel. En un artículo periodístico titulado “Cuatripartito”, publicado en el Periódico de Aragón a mediados de septiembre, criticó la actitud del PAR en el Gobierno de coalición con estas palabras: “Unidos Podemos es responsable de las universidades, cuyos rectores mandan más que el gobierno competente. La presencia de la CHA nada tiene que ver con su frenética actividad e el Gobierno anterior. El PAR tiene formalmente atribuidas competencias en, quizá, los dos sectores que más sufren la crisis como son el comercio y el turismo y no rascamos nada”. Biel concluyó su artículo con una advertencia tajante: “No creo que ni a Aragón ni al PSOE les convenga que el PAR acabe por desaparecer en la próxima ocasión. Sin embargo, ese será su destino si nos limitamos simplemente a estar, sin ser ni hacer nada”.

En otro artículo publicado en el Periódico de Aragón semanas más tarde, titulado “Aviso a navegantes despistados”, Biel dirigió una andanada muy crítica contra la estrategia de su partido en el Gobierno: “Deberíamos preguntarnos si los ciudadanos perciben al PAR determinante en algún sentido político”. El ex presidente aragonesista marcó la hoja de ruta por dónde debería ir la estrategia del PAR en los casi tres años que restan de legislatura, si no hay adelanto electoral en Aragón, una hipótesis planteada por Biel en el mismo artículo.

Las palabras de Biel provocaron el rechazo tajante de Aliaga, quien censuró además su oportunismo, en plena crisis por el coronavirus. También advirtió que esa estrategia podría desestabilizar al Gobierno. Consciente de ello, Javier Lambán salió inmediatamente y de forma sorprendente en defensa de su vicepresidente, de quien dijo que es “absolutamente imprescindible para su Gobierno”.

La señal para “lanzar el ataque contra la actual dirección”

Para las fuentes consultadas, los artículos publicados por el ex presidente aragonesista y ex vicepresidente de Aragón fueron la señal que necesitaban sus afines, especialmente antiguos cargos públicos descabalgados de las listas, para lanzar el ataque contra la actual dirección, en un momento en que la vida interna del partido ha desaparecido casi por completo . “Biel marca la pauta públicamente y se activan la células durmientes”, comentan de forma gráfica las mismas fuentes. Además, estos movimientos internos se han desatado de forma previa al congreso regional, convocado para mediados del próximo año y que puede ser clave para el futuro de un partido con más de cuatro décadas de historia y que ha sido determinante en la conformación del cuatripartito. Ha jugado el papel del clavo en el abanico, como le gusta destacar al propio Biel.

Y en medio en esta revuelta interna, en los últimos días se ha visto forzado a dimitir por incompatibilidades el gerente de Turismo de Aragón, Óscar Cámara, uno de los hombres de confianza de Aliaga. Como consecuencia del escándalo, cuya filtración periodística se atribuye a personas del entorno de Biel vinculadas a la Consejería de Industria que dirige Aliaga, Cámara se ha visto obligado a dejar también la presidencia del partido en Zaragoza, según informó el Heraldo de Aragón. A juicio de todos los consultados, esta polémica puede ser el “primer aviso a navegantes” de la guerra que se avecina en los próximos meses.

Por Conrad Blásquiz

Me llamo Conrad Blásquiz Herrero, soy periodista, consultor en comunicación y un apasionado de la información política. Soy autor del libro “Aragón, de la ilusión a la decepción ¿la Autonomía en crisis? “. Durante más de 15 años, he recorrido diariamente los pasillos del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, escribiendo sobre la actualidad parlamentaria de la Comunidad Autónoma para las páginas de El Periódico de Aragón.