Pues ya le hemos puesto nombre a esta legislatura. Mejor dicho, se lo ha puesto Javier Lambán. La legislatura del covid.
Debo admitir que de original tiene más bien poco. Pero es una nominación muy clarificadora de lo que nos espera al menos en los tres años que faltan hasta la nueva cita con las urnas. Covid, covid y más covid. Va a ser una legislatura marcada por la pandemia y por sus terribles consecuencias. La pandemia lo ha cambiado todo. Sin ir más lejos, ha congelado la acción de aprobar leyes del cuatripartito que venía lanzado tras su sorprendente elección. Tenía en cartera aprobar más de 30 leyes este año, y únicamente dos han visto la luz. Una, la más importante, ha sido la ley del presupuesto de 2020, que apenas tuvo tres meses de vida hasta la declaración del estado de emergencia en marzo. El presupuesto ha sido sometido a un completo lifting para atender la factura millonaria del covid.
Lambán ha admitido ante sus diputados en una reciente reunión del grupo socialista en las Cortes que la situación es de una incertidumbre tan enorme que va a tener que gobernar dentro de la improvisación. Gobernar día a día. Hay una cosa clara: la estrategia de reconstrucción pactada por los partidos en junio va a ser el paraguas que aglutine todo el dinero público. Será el esqueleto de los próximos presupuestos de 2021, que se centrarán precisamente en hacer frente a esta situación de emergencia desconocida.
Unos presupuestos de emergencia que, estaría bien, pudieran lograra el apoyo responsable de todos los partidos, estén o no en el Gobierno. Ciudadanos ya se ha ofrecido. ¿Sabrá el PP estar a la altura de las circunstancias?