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En 1995, Aragón acababa de pasar por su etapa más negra en su historia democrática. Una moción de censura, un tránsfuga del PP y una comunidad instalada en la tensión permanente marcaron las elecciones  autonómicas y municipales de aquel año.

Aquella cita electoral supuso la llegada por primera vez al poder del Partido Popular en coalición con el PAR, el desplome de la izquierda y la entrada de Chunta Aragonesista en las Cortes, liderada por un joven político de 35 años. Era Chesús Bernal. Su llegada y de su compañero Chesús Yuste fue como abrir las ventanas de la Aljafería a la regeneración política.

Con esa vehemencia y pasión que demostró en la tribuna de oradores y ese decir las cosas por su nombre, Bernal logró hacerse un sitio en un hemiciclo que había recibido a los chunteros con temor y bastantes recelos.

Supo tejer lazos de amistad con muchos de los periodistas que cubríamos a diario la información parlamentaria. Siempre atento a nuestras demandas de información, Bernal demostró una sensibilidad especial con el trabajo que a los periodistas nos corresponde realizar en una democracia. No en vano se casó con Elena, también periodista.

Ese era Chesús Bernal. Un político honesto, gran orador, comprometido con Aragón, cuyo sueño fue ser presidente de Aragón y al  que la muerte le ha llegado demasiado pronto.  Descanse en paz.

Por Conrad Blásquiz

Me llamo Conrad Blásquiz Herrero, soy periodista, consultor en comunicación y un apasionado de la información política. Soy autor del libro “Aragón, de la ilusión a la decepción ¿la Autonomía en crisis? “. Durante más de 15 años, he recorrido diariamente los pasillos del Palacio de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, escribiendo sobre la actualidad parlamentaria de la Comunidad Autónoma para las páginas de El Periódico de Aragón.